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Puede 2019

EL HUECO. Lidia Elena Caraballo

“Hurgar en el vacío

es mejor que ignorar el vacío”

Luis Manuel Pérez Boitel

 

—Y tú, ¿eres feliz?

—¿Feliz…?

—Sí, feliz.

—Oh… pues… ¡qué sé yo! sé que no soy completamente feliz pero     tampoco infeliz; de eso estoy seguro.

—Pero ¿eres feliz?

—¿Qué es ser feliz?

—Pues estar pleno, sentirse… completo.

—Ah… pues pensándolo bien… no, entonces no soy feliz.  ¿Y puede alguien estar pleno, completo como dices tú?

—Bueno, imagina un hueco, imagina que vives en él. ¿Ya?

—Sí.

—Imagina las paredes de barro, la humedad dentro del agujero, cada día sientes la misma densidad caer sobre ti. ¿Me sigues?

—Sí.

—Entonces imagina que el único propósito de tu existencia es salir del hueco y eso es lo que haces; cada día escarbas las paredes de tierra para subir, para sacar un poco la cabeza y respirar.  Algunos deciden tener un hoyo hermoso, muy decoradito, pero sigue siendo el mismo agujero heredado de la especie.

—Te estás poniendo tétrico.

—No juzgues, mírate, cada vez que excavas esa oquedad buscando una salida, lo que realmente haces es echarte más tierra, enterrarte más.

—Espera, espera… ¿dices que estoy en un hueco, que trato de salir de él y mi intento me va hundiendo más…?

—Así es.

—¡Pero no me dejas salida! ¿Qué quieres que haga entonces?

—Muy bien, llegamos al meollo.

—¿Qué meollo?

—El meollo de la cuestión humana… ¿Qué te sugiero que hagas? ¡Pues que no hagas nada!

—¡Vaya, tú y tu trabalenguas!

—(Risa) No lo tomes así… escucha, existen tres prototipos en nuestra especie: primero está la mayoría, que son los que se adaptan al hueco, viven felices su tiempo en él hasta que los entierran en su propia madriguera.

—Eso es trágico.

—Si, estos hacen muchas cosas, son vitales, muy activos, pero igualmente terminan sepultados en su intersticio.

—¿Y tercero…?

—El último grupo es el más raro, son los que se quedan en el hueco y se preguntan si realmente es lo que parece.  De tanto preguntárselo, y como premio por su insistencia, diría yo, se les revela la verdad.

—¿La verdad…? ¿qué verdad?

—La verdad, que no hay hueco, nunca lo hubo, es toda una ilusión, un juego de los cómplices sentidos para entretener niños… y somos esa entelequia.

—¡Ah… sí!  ¿Y quieres que me crea tu fábula?

—No.

 

© All rights reserved Lidia Elena Caraballo

Lidia Elena Caraballo cursó estudios de Historia en la Universidad de Oriente, Cuba. Licenciada en Humanidades y Lengua y Literatura Española por la Universidad Internacional de la Florida; cofundadora del grupo artístico Proyecto Setra y de la revista literaria Nagari que actualmente se publica en Miami, Florida. En 2013 publicó el libro Ensō, una compilación de haiku y poemas cortos, y en 2018 el libro de poesía El corazón y el silencio.  Sus textos han sido publicados en diferentes medios literarios.

Hay una cosa Lídia...que sé llama vacío Y hay que convivir con él. El no reconocerlo es una fantasía.

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